En el México prehispánico no había vacas, al verlas les llamaron kuakuaue (que tiene cuernos). Quetzalcoatl es el dios de la vida que aquí se muestra enrollado y mimetizándose con la vaca, en un claro simbolismo que representa la unificación de dos culturas conformando el México contemporáneo. Las plumas de distintos colores hablan de nuestra diversidad cultural, racial, ideológica, etc. fundidas en un país reconciliado.